Análisis de Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley publicado en el blog No tan resumido el 2 de enero de 2013
A la hora de crear monstruos memorables, la literatura europea siempre ha sido sabia. Las angustias y los miedos más profundos de las mujeres y de los hombres de todos los tiempos han encarnado en magníficos relatos poblados de gigantes, fantasmas, vampiros, momias, brujas, muertos vivos, mutantes, hombres lobo y otros seres tan de pesadilla como atractivos.
Entre ellos, se destaca una “criatura”, sin nombre propio, un ser enorme cuyo cuerpo, confeccionado con restos de cadáveres, resalta deforme y amenazador. Se lo conoce bajo el nombre del científico .que lo creó: FRANKESTEIN. En su ambición, su sed de conocimiento y el deseo de alcanzar la perfección absoluta, el científico Víctor Frankenstein quiere emular a Dios, infundiendo vida en la materia inanimada.
No hay en la narrativa de terror un monstruo más desolado y sufriente que este: alguien a quien se le ha dado la vida, pero se le niega la posibilidad de disfrutarla. Un engendro con apariencia humana, producto de un experimento de laboratorio, cuyo aspecto provoca el pánico entre las personas a las que intenta acercarse en busca de amistad y de cariño.
La criatura no alcanza ser un hombre, tampoco es un fantasma, no es un vampiro ni un muerto vivo; es tan solo la caricatura de un hombre. Su soledad es absoluta, porque es único en su especie. Cuando toma conciencia de que no existe nada ni nadie parecido a él, le dirige a su creador, el Dr. Frankenstein una súplica conmovedora., porque El monstruo desea lo que todo ser humano anhela: amar y ser amado. Le pide, entonces, una compañera, pero el científico se niega para no volver a repetir el mismo error que ha cometido.
Al verse condenado a la exclusión social y al desamparo, toma esta terrible decisión: Si no puedo generar amor, causaré terror: se convierte en un cruel asesino. En primer lugar, odia a su “padre” a quien considera responsable de su infelicidad. Decide, entonces, privarlo de todo aquello que ama, incluso de su propia vida. Todas las muertes causadas directa o indirectamente por la criatura parecen tener un significado simbólico: William, el hermano menor de Víctor simboliza la inocencia; el padre de Víctor simboliza la familia y la mujer de Víctor, Elizabeth es el símbolo del amor
La criatura desea que Víctor sienta la misma sensación de vacío y soledad que él mismo se ve obligado a sentir como así también el mismo rechazo de los hombres que consideran que él no sólo es diferente sino también un monstruo .
Ambos se persiguen y finalmente se enfrentan en el Ártico, donde Víctor se había refugiado, huyendo. Víctor pasa de la condición de sabio respetado por la comunidad científica a la de huérfano, sin hogar y sin patria. Luego de narrar su historia con una serie flashback, ambos mueren.